TRES CUENTOS DE NAVIDAD

Uno en 2D, otro en stop motion y uno más de cuando la animación en computadora seguía haciendo sus pininos


por Rita Lozano

La verdad es que aún no he visto una película animada que narre el nacimiento de Jesús (que es lo que se celebra en Navidad), con la construcción de la realidad, las aristas humanas y la significación de lo que se narra en la biblia; aunque hay muchos intentos, creo que todavía no se ha logrado. Con respecto a lo que ha significado y en lo que ha evolucionado la celebración, hay muchas películas que tratan de rescatar algo de lo que representa para la humanidad y creo que la película imperdible para este año es Tokyo Godfathers.

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Tokyo Godfathers (2003), un nacimiento navideño para armar esta Navidad.

Tres vagabundos en Tokio, se convierten en una familia temporal, muy inusual, para una bebé que encuentran abandonada entre la basura la noche de Navidad. Una adolescente que ha huido de casa, un trasvesti y un hombre alcohólico, nos recuerdan algunas cosas que se han ido olvidando; que un bebé es un regalo divino para la humanidad y que debe ser tanto protegido, como amado, por el simple hecho de estar en este mundo. 

Las casualidades aquí no se ven burdas, aunque sí son notorias. Recuerdan esas oraciones a los ángeles de la guarda, en donde los niños pequeños e indefensos, están bajo su cuidado. Evocando lo que nos hermana y que hemos olvidado en medio de las dinámicas cotidianas. Tokyo Godfathers nos muestra también lo inconcebible que es lastimar a otro ser humano intencionalmente, así como la fragilidad del cuerpo, la mente y de la vida. 

El diseño y manejo de fondos es excepcional, casi como el logrado en Whisper of the Heart de Hayao Miyazaki. Y por si fuera poco, Satoshi Kon se da el lujo de jugar con la luz, como los grandes, acariciando la vista del espectador con sutilezas vestidas de alegría, tristeza, bondad, maldad, así como lo que nos lleva a la vida o a la muerte. Así, en oposición a un aspecto teatral que se nos muestra también en un momento de la película - con las representaciones de la natividad, nos recuerda el nacimiento de Jesús en una bebé recién nacida que estuvo entre lo más pobre, que estuvo en algún momento entre animales, que no tenía un techo fijo al llegar al mundo. En un momento, un ángel la mira arrobado ante su presencia. También estando pequeñita, alguien la quiso matar. Podría seguir con las referencias de lo que va armando, pero las demás, si se deciden a verla, las descubrirán ustedes.

Dicen que el amor verdadero, comprende amar lo bueno y lo malo en una persona. Esta película, en medio de un entorno de comedia, nos muestra un poco de ambos lados y nos ayuda a mirarnos de soslayo, para darnos cuenta de que así como es, la humanidad, también es digna de ser amada.

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Te regalo una bomba esta Navidad, rudolph the red-nosed reindeer (1964)

En un empaque muy adornado y bien envuelto, en toda la parafernalia que con más cariño había adoptado hasta ese entonces la población estadounidense - la figura de un Santa Claus regordete que vive en el Polo Norte, los elfos, árboles navideños, regalos y muñecos de nieve. Está dirigida por Larry Roemer, con un guión de Romeo Muller (a quien considero un chico que gustó de escribir sobre la Navidad y no se podía ir de este mundo en otra temporada que no fuera la navideña), tiene a Kizo Nagashima como Director Asociado y a Tad Mochinaga, como supervisor de animación.

Si bien, los temas tratados pueden parecer pueriles, como una nariz roja que brilla demasiado, y un elfo que sueña con ser dentista, pensemos un poco en lo que se vivía en 1964 en ese país:

Había mucha discriminación racial, y las olas de violencia derivadas de ello llegaron a su punto máximo justo en ese año, en el cual se firmó la Ley de los derechos civiles; Los jóvenes eran mandados a la guerra en Vietnam; en muchas familias, los hijos eran forzados (socialmente) a seguir las carreras y oficios de los padres o aquello que eligieran sus tutores; algunos niños con síndrome de down, ceguera o sordera (por poner algunos ejemplos), a menudo eran escondidos en las casas, negados por sus padres, y las exigencias en general, de los padres hacia sus hijos, de encajar perfectamente en la sociedad, eran enormes.

Por supuesto que la juventud reaccionó a todo ello con una rebeldía tremenda, luchando con todo para hacer valer sus derechos y su libertad. Pero, ¿qué pasaba con los más pequeños?, parecería que tarde o temprano se enfrentarían a ello, si no es que algunos ya lo vivían desde temprana edad. Y esa cuestión de los juguetes… supongo que a las nuevas generaciones les parecerá muy absurdo, pero en esa época, en una predominante clase media, también llegaba a suceder que a un niño no se le permitía jugar con un regalo que había recibido, ya fuera porque sus padres no deseaban que se estropeara o porque el regalo en cuestión, aunque bello, no estaba hecho para jugar. 

Entonces sí habla de renos y narices, pero también de chicas afroamericanas o caucásicas que oyeron prohibiciones de sus padres, como Clarisa, para entablar una amistad o relación con quien ellas deseaban, de chicos que querían estudiar otra cosa y fueron puestos en vergüenza por sus padres frente a los demás, sólo para recibir la sentencia de lo que debían ser; sin mencionar a todos aquellos niños y niñas que fueron segregados en sus escuelas, por compañeros y maestros, por ser diferentes de algún modo. De las mujeres a las que se les decía que no podían hacer algo por pertenecer al sexo femenino y hasta de la reinserción social.

Y así, en animación stop motion, el 6 de diciembre, llega a los hogares de muchas personas esta película a sembrar pensamientos que eran realmente necesarios en las cabecitas más jóvenes de ese tiempo. Tal vez una bomba para las generaciones más reacias a la evolución de la sociedad, pero un bálsamo para las nuevas, un regalo hermoso para esa Navidad: la claridad de que las cosas debían ser diferentes y la promesa de que ellos, aunque pequeños, tenían todo lo necesario para hacer ese cambio. 

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¿Cuántas veces más quieres que te cuente el cuento de Navidad de Dickens?

Por último, de las incontables versiones del cuento de Navidad de Dickens, del cual se han hecho y se seguirán haciendo películas, si tuviera que volver a ver alguna, sería la versión de Barbie (2008). No es para nada la mejor animación, pero la vería con gusto, ya que la adaptación me parece desenfadada y ligera. Cabe mencionar que, mientras otros estudios batallaban años en lograr sus películas, unos más, las anunciaban con bombo y platillo, los estudios canadienses Mainframe Entertainment, junto con Mattel Creations hicieron más de una docena de películas en menos de 10 años, que si bien no pasaron por la pantalla grande, fueron muy bien recibidas en distintos países y desarrollaron las pautas de las películas de Barbie para los años siguientes. 

Tratándose de animación, es fácil que algunos lectores tengan sus favoritas, éstas simplemente son mis recomendaciones para este año. Están entre mis favoritas, pero no son las únicas de la lista. Eso sin contar todos los capítulos especiales de Navidad de distintas series de televisión y animé. Aunque cabe señalar que el verdadero reto sigue en el aire y aún nadie lo ha cumplido cabalmente en animación; supongo que para narrar el nacimiento de Jesús, habrá que basarse en los evangelios de Mateo y Lucas, revisar los últimos descubrimientos arqueológicos al respecto, quizá investigar en los evangelios apócrifos y embarcarse en esa aventura.