THE LADY FROM SHANGHAI

Orson Welles • 1947


Orson Welles, con esta película, combina los sueños y la conciencia. Las historias que produce son igual de impactantes que los componentes que se utilizan para crear misterio alrededor de visiones e instalaciones que hacen de éste uno de los mejores films Noir del cine estadounidense.

Elsa, un personaje repleto de misterios y suspense es construido dentro del sujeto de Welles en donde la mayoría de sus conspiraciones se llevan a cabo fuera de la pantalla, lo que aumenta su sensación de misterio, atractivo y poder. Welles nos obliga a imaginar sus planes astutamente diseñados en lugar de verlos realmente.

El trance visual de la película es la confrontación entre Elsa y Bannister, ambientada en el salón de espejos de un carnaval. Una mezcla psicodélica que superpone imágenes fijas sobre los reflejos de los espejos, la secuencia logra evocar múltiples Hayworth's en el mismo cuadro, algunos de los cuales son glamorosos y otros están extrañamente distorsionados. Mostrándonos el exterior y el interior de una fachada que Elsa creó.

Hay huecos en la película y el montaje puede ayudar a reconstruir la historia que falta en ella. Es conocido que esta película sufrió re-ediciones y problemas de producción con nuevos rodajes y cortes hechos sin permiso de Welles. Se han eliminado aproximadamente 60 minutos de la versión original de Welles, lo cual es una de las razones por las que la narrativa es a veces extrañamente bizarra y confusa.

Alma González

Luego de haber visto algunos films Noir, he podido entender como funciona esa dinámica y los patrones que siguen; sin embargo, al ver The Lady from Shanghai (1947) de Orson Welles fue casi como entrar a un territorio nuevo, pero con lugares conocidos. Este film es increíble, no tengo palabras para explicar como viajé en una montaña rusa con esta película; este film te atrapa el alma y te sientes envuelto en la belleza de Elsa (Rita Hayworth). Es casi imposible salir de este mundo y hasta te sientes engañado con el final, como si quien sufre todo fueras tú, el espectador. Maravillosa experiencia.

Mariangel Veras Camacho


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